sábado, 11 de abril de 2009

Mi pequeño diario: Día 2

Hoy no he hecho gran cosa, de hecho tras reconstruir el tejado de mi vecino, recoger las patatas del huerto de dos hectáreas de mi padre, (es muy bueno ya que siempre me da una cestita cada vez que le ayudo) escalar el monte Ural en busca de una planta medicinal para mi perro y hacer la cama, no me encontraba con ganas de hacer nada más y me pasé lo que quedaba de mañana y toda la tarde tirado en el sofá.
A media tarde llamaron a la puerta, era Ebaristo que vive con sus padres y no tiene donde montárselo con su novia, yo, como buen amigo que soy le dejo una habitación encantado. Cuando se fue me dijo que se oían una serie de ruidos extraños provenientes del salón, yo no me entero de nada porque siempre llevo puestos los auriculares, pero investigué el bulto gris que había junto a la tele y parecía emitir sonidos, no concluí nada concreto, por lo que llamé a Abimu, un amigo mio que estudia para cura, y vino enseguida, lo telefoneé a él porque era el primero que estaba en la agenda. Cuando llegó vino con dos amigos más y con tres prostitutas, sin duda no entendió bien el motivo de mi llamada, finalmente inspeccionamos todos juntos el bulto gris, y este agarró con un largo brazo muy extraño a una de las prostitutas, mi amigo decía que sin duda había que exorcizar el salón, yo me calmé, pues al la muchacha gritar el bulto se movía cada vez más, me saqué los auriculares y la chica todavía gritaba más alto. Le dije a Abimu que llamase a los bomberos.
Dos horas después llegaron tres boys vestidos de bomberos, Abimu no supo explicármelo, pero con la ayuda de ellos conseguimos sacar a la muchacha del largo brazo del bulto gris. Como lo de exorcizar no me convencía llamé a Férmin y a Herbolario, dos buenos amigos míos, para pedir una segunda opinión.
No tardaron en llegar y ambos vinieron acompañados con algunas amigas y bebidas alcohólicas en abundancia, sin duda me explico muy mal al teléfono pero ya que estábamos allí decidimos montar una fiesta. La policía apareció al poco tiempo y les explicamos lo del bulto, los policías lo inspeccionaron minuciosamente para determinar que había que traer a un cualificado científico para que determinase el origen de esa enorme mole grisácea, entretanto el bulto agarró con su alargado brazo a uno de los agentes mientras los demás le animábamos, su compañero ya estaba borracho.
Cuando llegó el científico dijo que nunca había visto nada igual y antes de emborracharse también agregó que eso por la puerta no entra, así que debió de haberse generado y crecido ahí.
Al final de la noche ya estaban todos yéndose, y fue cuando una de las amigas de Herbolario, que estaba estudiando zoología, comento que eso tal vez fuese un elefante, y cuanta razón tenía.
Pero como decía al principio, hoy no fue un día muy ajetreado, quitando esos detalles sin importancia me lo pasé tumbado en el sofá viendo la tele, y en cuanto al elefante, no quiere salir de ahí, me informe de su alimentación pero es muy cara y yo le doy pizzas pre cocinadas, lo malo es que se tragó el mando del televisor y ahora tengo que levantarme para cambiar de canal pero le gustan mucho los documentles y me atiz cada vez que intento poner otra cosa mientras ponen uno.
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domingo, 5 de abril de 2009

El secuestrador de ancianos

En lo profundo de la noche, cuando uno se adentra en las calles de Bernetta puede encontrar cualquier cosa. El pasado 23 de marzo de 2003 surgió un nuevo peligro de entre las calles de este singular poblado lleno de almas en pena que conviven con los vivos.
Comenzaron a desaparecer los ancianos para pocos días después reaparecer cincuenta años más jóvenes y con muchas ganas de comer pollo. Pero como no, allí estaba Clerckum Handirtruser para nuevamente desvelar el misterio que acechaba esta ahora desvalida ciudad.
Se puso toque de queda a los ancianos, pero no sirvió de nada, no obstante el desconcertado Handirtruser o Handirtrusinho para los amigos creyó que instalando un localizador a los ancianos podrían encontrar la guarida del secuestrador y probablemente pedir cita para someterse al proceso de rejuvenecimiento. La falta de presupuesto y el incremento de población activa en la localidad de Bernetta, dificultaban la colaboración con Handirtruser por parte de la alcaldía y otras autoridades, por lo que no se pudo llevar a cabo la idea inicial de nuestro perspicaz investigador.
Los días pasaban incesantes y nuestro querido Clerckum seguía exactamente en el mismo punto de la investigación, el principio, hasta que en un momento de inspiración, sentado en el inodoro, se le ocurrió un brillante idea.
Se dejó ver a altas horas de la noche disfrazado de anciano, con un andar tullido bastante forzado y equipado con la más alta tecnología de bastones con ABS y sombreros con airbag. Sin duda Handertrusinho pronto llamaría la atención del secuestrador.
El tiempo pasa, el cansancio empieza a hacer mella y el secuestrador no da señales de vida, son ya tres los días que Mr. Clerckum lleva deambulando por la ciudad, hasta que ya no puede más y cae desmayado al suelo haciendo saltar el airbag de su sombrero, hecho que provocó que la gente bislumbrara el espectáculo y le tirara unas monedillas. Nuestro desvalido Handertruser no las tenía todas con sigo, pero esa misma noche, tal vez atraído por el dinero, el secuestrador apareció para raptar al que, creyendo que era un anciano enclenque y debíl, resultaría ser el astuto investigador de Bernetta, Clerckum Handertruser.
Mientras el secuestrador dormía a la vispera de realizar el rejuvenecimiento del heroe local, Handertruser se desató y buscó al malvado hombre. Una vez lo encontró, lo despertó, lo vistió y le dio el desayuno, procedió a atarle, pero no sin antes mencionarle la posibilidad de quitarse él a si mismo unos añitos, principalmente para recuperar su extraordinaria potencia sexual ahora ligeramente mermada por la edad. Entre tanto palabrerío a Handertruser se le olvidó atar al secuestrador que sin piedad le amordazó y se dispuso a reducirlo a un horrible feto con tremendas ansias de comer pollo.
Este parecía el fin de Handertrusinho, pero cuando todo parecía perdido, su mejor amigo Plaskyh, un San Bernardo con una navaja suiza colgada al cuello, y un sombrero con airbaj en la cabeza, se abalanzó sobre el secuestrador y lo redujo de un solo lengüetazo.
Nuevamente el infalible investigador completó su misión con exito capturando al secuestrador de ancianos, el pueblo le abucheó pues se reconoció que los ancianos suponían un estorbo y que hacía falta mano de obra joven, pero la población tenía un problema mayor dado que todos los exancianos estaban sedientos de carne de pollo, a ser posible a la plancha y algo pasada. Los efetos secundarios del rejuvenecimiento pronto acabaron con las reservas de pollos de la ciudad, sin duda un nuevo caso que requería la ayuda de Handirtruser y su gran amigo Plaskyh.
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