martes, 20 de septiembre de 2011

El Iconoscopio y el Mundo, por el profesor Expertus.

     Véase el iconoscopio como un objeto poco peculiar del que la sociedad moderna aún puede hablar mucho.

     Vladimir Zworykin, cuando le hablé de él a mi hijo creyó que era el malo de alguna película de los años ochenta sobre la guerra fría. Esta juventud, no entiendo como hoy en día un chico de veinte años puede no conocer a Vladimir Zworykin. Hay muchas charlas que yo compartí hace ya muchos años con él sobre su gran invento, el iconoscopio.

     Decir que tanto él como yo creíamos que al iconoscopio se le podían dar muchas más aplicaciones que para las que fue originalmente diseñado. Por si hay algún aficionado en la materia, el iconoscopio fue el primer chisme que, a base de insultos ofensivos, conseguía desfragmentar una imagen en píxeles y convertirla en una señal eléctrica que pudiera viajar sin necesidad de tomar un avión.
     Como es obvio el iconoscopio dio lugar a la retransmisión televisiva. Hecho del que mas tarde hablaré. La televisión fue la principal salida que se le encontró al gran invento de Vladimir, no obstante su inventor no iba a quedarse quieto esperando que se le llenaran los bolsillos por su gran creación. Por ello se pasó el resto de su vida buscando formas de mejorar su invento y poder así llevarlo a otros ámbitos de la vida cotidiana.

     Inicialmente las mejoras del aparato consistieron en cambiar una tuerca aquí y allí y poco más, se redujo su tamaño y mejoró su funcionalidad. Pero al ir a casa su inventor descubrí cómo él lo utilizaba no solo para transformar imágenes visuales, sino también como dispensador de jabón, corta-césped y sartén antiaderente.
     He de añadir que cuando yo pude hablar con Vladimir el hombre ya estaba bastante mayor, pero en sus últimos años de vida, cuando otros decían que su mente flaqueaba, fue cuando escribió en sus diarios personales, las que yo considero que son las mejores ideas para su invento.

     El sueño de Vladimir era que todos tuviésemos un iconoscopio en nuestro hogar, en intentó llevarlo a cabo. Realizó pruebas intentando transformar primates en fotones para poder luego recomponerlos en otra parte del mundo. Las pruebas iban bien hasta que se le fue de las manos y un simio acabó en la cama de la reina Isabel II. Este acontecimiento provocó que se castigara duramente a Vladimir, impidiéndole continuar ninguno de sus estudios fuera del papel, y sus esfuerzos por promover su gran invento se perdieron en el tiempo.

     El motivo de que yo, reputado profesor escriba a inicios del siglo XXI sobre este gran aparato, es que hace escasamente dos semanas Vladimir Zworykin se presentó, en espíritu, en mi dormitorio a los pies de mi cama. Tuvimos una larga conversación en la que en varias ocasiones se arrepintió de haber propiciado la evolución del televisor en un momento en el que la humanidad todavía era demasiado imbécil para saber utilizarla. Yo le intenté consolar añadiendo que la televisión es fundamental en la vida moderna, y que millones de seres humanos deben todos sus conocimientos a la cultura que la televisión les proporciona. Al decirle esto rompió a llorar inexplicablemente y se esfumó.
     Es posible que alguien pueda pensar que si los humanos fuesen lo suficientemente inteligentes como para sacarle partido a la televisión, no la utilizarían. Y probablemente tengan razón.


     Diré también que mas adelante publicaré un artículo sobre como se desarrollaron los estudios del teletransporte mas allá del iconoscopio.

     Notas del Profesor Expertus de la universidad de xxxxxxxxxxxxx (dicha universidad ha preferido no revelar su nombre para no ser directamente relacionada con el profesor).