lunes, 20 de abril de 2009

Solteros al viento

En lo profundo de la noche, cuando uno se adentra en las calles de Bernetta puede encontrar cualquier cosa. El pasado 31 de septiembre de 2003 surgió un nuevo peligro de entre las calles de este singular poblado lleno de almas en pena que conviven con los vivos.
A cada hora en punto un viento fuerte alzaba a los individuos que vivían solos, esta singular ventolera se llevaba a una persona cada hora desde las tres de la tarde hasta las diez de la noche, ya que era un viento al que le gustaba dormir en abundancia.
Los secuestrados por el viento eran llevados a la mas alta de las torres Kunyi, conocidas porque al anochecer encienden las luces de la última planta de las ocho torres de mil seiscientos trece pisos y desde el suelo, si el cielo no esta nublado, se puede observar la constelación de la ostra enfadada.
El problema carecía de gravedad alguna, ya que allí arriba, la gente tenía tiempo de sobra para conocerse y enamorarse, y una vez hecho eso el viento los bajaba habiéndoles encontrado un piso compartido a muy buen precio y ya con las mudanzas hechas. No obstante, nuestro perspicaz investigador Clerckum Handirtruser consideró esto un problema de máxima gravedad y comenzó su investigación.
En un principio todo era muy extraño, pues Handirtrusinho no tenía nada más que el testimonio de algunos afectados, que sin rencor alguno hacia el viento, le estaban muy agradecidos por el favor que les había hecho al ayudarles a encontrar a alguien con quien compartir su vida, un claro caso del síndrome de Estocolmo sin duda alguna. Los testigos de los secuestros tampoco ayudaban mucho.
-Estaba aquí comprando ropa y de pronto entró en la tienda un fuerte viento y se la llevó del probador- los tenderos si que estaban muy enfurecidos con el viento ya que la gente que vive sola tiende a gastar su dinero comprando cosas inútiles.
Con el paso de los días y tras largas horas de investigación, con sus correspondientes pausas para desayunar y dar de comer a los patos del parque, nuestro investigador fue poco a poco descubriendo que la única forma de atrapar al malhechor era subiendo él mismo a la mas alta de las torres Kunyi, el problema era que las torres no tenían ni siquiera una escalera que comunicase con el tejado, lo que hacía imposible que nadie pudiera entrar ni salir de allí sin el consentimiento del viento.
Handirtruser ya casi había desistido en la búsqueda de algún modo de subir a la torre, cuando en un alarde de inspiración, mientras estaba en el inodoro, se le ocurrió la brillante idea.
Una vez en el avión, a cuatro mil pies de altura, (de una talla cuarenta y tres), nuestro querido Clerckum se tiró en paracaídas sobre la torre, pero a causa de un leve error de cálculo cayó en la contigua. Por suerte en este otro rascacielos anidaba un faisán gigante que no dudó en acercar a Handirtruser a la torre en la que se encontraban los secuestrados por el viento ni en darle un silbato para acudir en su ayuda cada vez que fuese necesario.
La superficie de la torre era enorme y Handirtruser jamás imaginó que allí pudiera haber un parque acuático. La gente secuestrada parecía encantada en ese lugar, pero Clerckum sabía que a pesar de los bailes, las fiestas, el parque acuático y el hotel cinco estrellas en el que las víctimas estaban alojadas, ellos no estaban realmente contentos, pues probablemente ese estado había sido inducido por el viento para que los secuestrados no le tuvieran represalias.
Clerckum pasó allí unas dos semanas, pero el viento nunca se llegaba a acercar, por lo que acabó llamando a su amigo el faisán, el cual acudió sin mayor reparo y a petición de Handirtruser le llevó juntó al ser supremo que controla todo en el mundo y que todo lo vé.
Una vez en la casa blanca Handirtruser le comentó al presidente lo que estaba haciendo el viento y él dijo que lo que sucedía en Bernetta no era de su jurisdicción ya que no sabía donde se encontraba tal ciudad. No obstante, los mandó junto a uno de sus subordinados y les dijo que tal vez él si podría ayudarlos.
En cuanto Dios vio a Handirtruser y a su amigo y transporte el faisán, no dudó en apresarlos y amordazarlos para someterlos a la peor de las torturas, cultivar acelgas y comer solamente lo que salga de la cosecha por el resto de sus días. Todo parecía perdido para el héroe de Bernetta, cuando de pronto, como venido de ninguna parte apareció el gran amigo y coinvestigdor Plaskyh, un san bernardo con una navaja suiza colgada al cuello, y tumbó a Dios de un solo lengüetazo.
Dios fue encarcelado en la prisión de la ciudad por cadena perpetua tras un juicio justo por supuesto, en el cual se le acusó de atentar contra la humanidad y el argumento principal se basaba en la creación de la misma, de allí no podría salir hasta terminada la condena a la que fue sometido ya que esa prisión a petición expresa del alcalde la había construido Dios con sus propios poderes, <<¡Qué ni tu mismo puedas escaparte!>> le pidió en su momento el alcalde a Dios, y este así lo hizo a cambio de una buena suma de vales descuento en todas las tiendas de la ciudad.
Con los elogios que Mr. Handirtruser hubo recibido por neutralizar a Dios, se olvidó del caso del viento, no obstante cada fin de semana pide a su nuevo amigo el faisán que le suba unas horitas al SPA situado en lo alto de la más alta de las torres Kunyi.
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